domingo, 10 de agosto de 2014

Primera entrada, primera Luciérnaga


Me encontraba caminando con los brazos amarrados al pecho, caminaba por calles sobrias, grises, muertas en cierto modo, caminaba tratando de pensar, tratando de encontrar un lugar para descansar de todo, para encontrarme luego de sentir que mis errores me consumían, pero no había un lugar, no había nada mas que gente aburrida, fría, acongojada, desilusionada, perdida, como yo, pero a ellos no les interesaba como estaban, a mí si. 
Pensaba en mi desorden mental y en mi lugar no encontrado en medio de la noche, en medio de la muchedumbre de los parques. No me encontraba ni mi sombra
Sólo me di cuenta que ese no era mi lugar cuando la lluvia fría bañó mi rostro y me impulsó a ver hacía el firmamento donde contemplé una nube solitaria, una nube extrañamente blanca que vagaba por ahí, casi sin compañía. Una nube blanca por algún motivo en medio de la noche, no creo que ese fuera su lugar, pero ella seguía ahí, como si nada y como si todo, no amargada, simplemente haciendo que personas como yo se deslumbraran con su imagen y pensé: eso hace una Luciérnaga en el día, le brinda luz diferente al que está cansado de los mismo siempre.

Bienvenidos y espero gusten de la pequeña lectura de ingreso 

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