
Sólo me di cuenta que ese no era mi lugar cuando la lluvia fría bañó mi rostro y me impulsó a ver hacía el firmamento donde contemplé una nube solitaria, una nube extrañamente blanca que vagaba por ahí, casi sin compañía. Una nube blanca por algún motivo en medio de la noche, no creo que ese fuera su lugar, pero ella seguía ahí, como si nada y como si todo, no amargada, simplemente haciendo que personas como yo se deslumbraran con su imagen y pensé: eso hace una Luciérnaga en el día, le brinda luz diferente al que está cansado de los mismo siempre.
Bienvenidos y espero gusten de la pequeña lectura de ingreso
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