
Recuerdo muy bien que al leer esta obra de Andrés
Caicedo, me tomé mucho tiempo para terminarla, porque en la biblioteca solo me
prestaban el libro por una semana y lo tenía que renovar constantemente y al cabo de tres renovaciones había que regresarlo. Así la lectura se alargaba y puede que 3 semanas sean suficientes para leer un libro como
ese, pero me daba tiempo con cada narración, buscaba las canciones, que en
ocasiones tarareaba María del Carmen, y sobre todo porque soy de lectura lenta.
Cuando me di cuenta que se haría una adaptación al cine de este libro, creo que tuve la sensación de que
todo se iba a la mierda, hasta aquí llegó la maravilla pero, recordé
que cuando se trata de poner la historia de un libro en un film este queda
completamente diferente, porque es otro medio de comunicación e influye para
que la historia cambie en la forma que es contada, por eso se da ese sin sabor al final y decimos “así no es en el libro”. Por un momento tuve esperanzas.
Si bien es cierto, y es algo que
he confirmado a lo largo de los años cada vez que leo algo que dicen sobre
Caicedo y sus libros, y en conversaciones con amigos y compañeros de estudio,
las historias de este autor no son la gran maravilla en cuanto a la creación de
personajes, lo que impacta de este escritor es su elocuencia al narrar sucesos
cotidianos, es algo que te atrapa (en lo personal), los viajes psicodélicos, los monólogos extendidos donde podemos conocer mejor a los personajes, elementos que se convierten en un desafío, tomando en cuenta que el tiempo limitado del formato visual. Tratar de llevar algo como esto al cine nacional, donde los presupuestos son limitados, supongo que será un pequeño dolor de cabeza , aquí el tiempo en pantalla es oro.
Supimos desde el comienzo que
este film estaría ambientado en la Cali actual, nada de la Cali de antaño, esa
Cali loca de una generación que se sentía perdida, el sentimiento que pone de
manifiesto muchas veces la novela. Punto en contra, nuevamente.
La prevalencia de la música electrónica al comienzo de la producción nos saca
de la ilusión de una juventud perdida en las pistas de baile entre rock y
salsa, y muchas drogas, claro, pero esto no es algo que se olvidara en la película, por el contrario, es un elemento muy fuerte, me arriesgo a decir que un 90%
del tiempo de proyección estamos en contacto con drogas y algo de sexo. Claramente esto también es un intento por un cine comercial.
Antes de ver la película me
encontré con un pequeño artículo en Internet de Ivan Gallo, publicado en el periódico virtual Las
2Orillas en el que se ofrecía un comentario, que muy a mi pesar, lo comparto
ahora; la película es una simple recopilación de frases del libro recitadas por
los actores (no digo nada de las actuaciones porque no me siento calificado
para hacerlo) lo que me lleva a pensar en la película como un comercial de más de una hora. La estrategia de narrar apartes del libro, pasajes destacados, es casi lo único que nos conecta con la novela original, pero no me rima con los paisajes
modernos, que aunque sigan conservando parte de las inquietudes juveniles,
estas ya no van con el apogeo de la época.
Para terminar, y que esto no se
vuelva el tedio completo, me refiero a las personas que no se hayan leído el
libro y crean que viéndose la película podrán zafarse de esa actividad, lo siento, si llegan a las salas de cine sin un mínimo conocimiento de la historia
sentirán que perdieron su dinero, aún más que los que la vimos y conocíamos la historia. Así que, estudiantes, si tienen como tarea (quien sabe en qué colegio
pongan un tarea así) no se vean la película esperando responder
bien el examen o el trabajo que derive de esa actividad, Caicedo no conoció la
salsa-choke y lo agradecemos.
Quiero pensar en una frase debajo
del nombre de la película “inspirada en el libro de Andrés Caicedo…” como una
señal para no hacer demasiadas ilusiones en tanto a la historia y la forma en cómo
se disponen a contarla.
Camilo Mendoza.
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