jueves, 14 de agosto de 2014

Tercera Luciérnaga: La vida de Adèle

Película que me impresionó por su sencillo y hermoso escenario, por cómo se cuenta la historia de una manera simple, sin mayores artilugios y como toda historia de amor, tal vez una historia de la cotidianidad. Adele, la pequeña Adele que se adentra en el amor de la manera menos convencional, tal vez guiada por la curiosidad, descubre los finos látigos de la confusión amor-carne, cosa que a mi parecer debe ser el argumento principal de la película, mostrar el camino de descubrimiento de la protagonista, pero al ser producto comercial se vende la idea del amor imposible, de la traición y la del “erotismo” – lo pongo entre comillas porque considero que este film no hay nada de eso, es más, se pasa a la pornografía – y la vida de Adele se ve cortada, reducida a sus impulsos, aunque eso puede resultar interesante, ver como el humano se ve llevado en muchas ocasiones por los impulsos, por las confusiones que estos presentan a su poseedor. Adele, una chica que se enamora de otra chica pero no abandona su gusto por el sexo opuesto, entonces ¿amor y sexo van en caminos separados?
Los buenos momentos, la soledad inmidente, la dicha de los lugares ahora llenos de recuerdos.


Más allá de los aspectos técnicos o de historia que nos presenta la historia para el público en general, podemos destacar esos finos aspectos de la historia, y como dije antes, la historia es una cosa que se cuenta en presencia del argumento del común, una historia que a cualquiera puede pasar por un instante en su vida y ese instante es el que está reproducido en ese film dirigido por
Abdellatif Kechiche en el año 2013.




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