Es media noche, el cuarto está oscuro, mi brazo cuelga al borde izquierdo de la cama; hace 10 minutos dejé de temerle al monstruo que vive en la oscuridad, entre los zapatos.
Mi cuarto jamás estará completamente oscuro. desde la ventanilla entra un pequeño rayo de luz que me dice que hay algo más afuera, pero aquí ya no queda más, ni el miedo a la oscurida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario